lunes, 11 de junio de 2012

La intervención en la dislexia II

El psicopedagogo escolar, fundamentalmente tratara de establecer, además del historial personal, medico y pedagógico, su C.I. y las características de su perfil.

El WISC (Escala de inteligencia de Wechsler para niños) es el test de inteligencia mas utilizado, por la amplia información que proporcionan sus sub-test y la posibilidad de establecer un perfil, que si bien se discute su utilidad, al menos permite conocer detalles del funcionamiento y las posibles lagunas de dicho funcionamiento cognitivo.
Este es el aspecto mas fundamental, junto con una prueba de lecto-escritura, que puede ser el castellano el T.A.L.E., (Test de Análisis de Lectura y Escritura), que permite un análisis detallado por niveles de edad y escolarización de los problemas que aparecen en todas las áreas y modos de la lecto-escritura: letras, silabas, comprensión lectora, dictado y copiado)

Si se considera necesario por la mayor incidencia de problemas de lenguaje, se puede utilizar el ITPA (Test Illinois de Aptitudes Psicolinguisticas)

El aspecto psicomotriz se puede ver mediante las pruebas de Mira-Stambak y el área de integración mediante el test Gestalico-Visomotor de Lauretta Bender.

Un buen indicador inicial y que se puede inicialmente en el aula, proporcionando información al evaluador posterior, es el test de la figura humana de Goodenough.
Una Alternativa para medir la inteligencia con escaso componente verbal, son las matrices progresivas de Raven.
La percepción visual en niños pequeños se puede evaluar con el test de Frostig, que tiene un programa para recuperar las deficiencias encontradas.

La lateriladad se puede evaluar con diversas pruebas, como la Lateridad Usual de Marguerite Auzias.

Generalmente se admite que en el WISC, los niños disléxicos puntúan mas alto en la escala manipulativa que en la verbal, las pruebas de dígitos, información, aritmética y la de claves están asociadas a los problemas de dislexia, los niños con este problema puntúan bajo en ellas por cuanto las habilidades que se exigen en ellas tienen que ver con la memoria a corto plazo.

Hay que tener particular cuidado con los resultados de los test que requieran leer las preguntas, porque en ellos los disléxicos puedan aparecer deficientes.
En buena medida, las pruebas que se pasan tienden a tratar de aclarar que aspectos son deficitarios en el funcionamiento del niño y que áreas a trabajar en la recuperación.


  • El papel de los padres en el tratamiento de la dislexia:

En nuestro sistema educativo se da por supuesto que la responsabilidad de la enseñanza recae sobre el profesor mas que sobre los padres. En el caso de los niños disléxicos, suele recaer sobre el especialista (psicólogo, pedagogo, logopeda, profesor especializado). Este énfasis en la labor del profesor no es adecuado por cuanto los padres pueden ser y de hecho son en ocasiones por propia iniciativa, una fuente de ayuda importante para sus hijos.


El papel mas importante que tienen que cumplir los padres de niños dislexicos quizás sea el de apoyo emocional y social. El niño debe de saber que sus padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje. Esto requerirá frecuentemente el tener que dar al niño algún tipo de explicación acerca de sus dificultades disléxicas. El mensaje importante que hay que comunicar es que todos los implicados saben que el niño no es tonto y que quizá ha tenido que esforzarse mucho mas en su trabajo para alcanzar su nivel actual de lectura y escritura.

También es importante comunicarle que se le seguirá queriendo, aunque no pueda ir especialmente bien en el colegio. Hay que evitar que la ansiedad de los padres aumente los problemas del niño, aumentando su ansiedad y preocupación generando dificultades emocionales secundarias.

Los padres (y todos los que se relacionan con el o ella) deben dejar muy claro al niño que pueden tener éxito, ya que si el niño "sabe" que no puede tener éxito, porque así se lo hacen sentir las personas importantes de su entorno, el niño tiene miedo a intentarlo y como en la profecía que se auto-cumple, hace fracasar, sin apenas darse cuenta. Esto complica la tarea del especialista.

El éxito puede implicar una considerable cantidad de trabajo, pero se le hace ver que se comprende su problema y el va a recibir una ayuda especifica a fin de que pueda superarlo.
Irónicamente, son a veces los padres que han tenido dificultades similares y que han sufrido mucho en la escuela son los que tienden a ejercer una presión mayor, consiguiendo un fin diametralmente opuesto al pretendido. Conviene que admitan su preocupación y compartir con el niño los problemas que tuvieron. Esto le hace al niño mas normal.

Es totalmente inadecuado e inútil comparar en sentido desfavorable al niño disléxico con un niño sin problemas. Esto sucede especialmente si el niño que va bien en el colegio es mas pequeño que el que tiene el problema. Conviene recordar que ambos son distintos y que el disléxico tiene sus cualidades y potencialidades.

Es importante desarrollar la autoestima a todos los niveles. Puede hacerse dispensando al niño brindándole consideración positiva incondicional, en especial cuando se siente decaído o fracasado. Es fundamental evaluarlo con su propio nivel, esfuerzo y rendimiento. La dificultad es no pasar a la sobreprotección, al "todo vale". Pero la guía es tener clara la escala de valores en la que se desenvuelve el niño, la situación de partida, el esfuerzo realizado.
Otra cosa a tener en cuenta son las dificultades practicas asociadas con la dislexia: confusiones con las horas del día, equivocaciones respecto del lugar donde se colocan las cosas, tendencia al desorden, distracciones, torpeza en ocasiones, dificultad en el cumplimiento de las instrucciones (sino se le dan muy claras y concretas y se aseguran de que las haya comprendido). Todo eso exige una buena dosis de paciencia, pero es tan importante como comprender las dificultades mismas del aprendizaje del lenguaje escrito.

Los padres pueden tener en ocasiones un papel directo de docente. Esto depende en buena medida del tipo de relación que haya entre padres e hijos. A veces es completamente imposible y hasta des aconsejable que los padres ayuden  a sus hijos. La situación se torna en ocasiones en tanta carga de ansiedad que los padres o el niño pierden la calma, se enfadan y las condiciones de un aprendizaje con éxito y de refuerzo positivo sistemático, se vuelven inalcanzables.


Bibliografía:

  • AJURIAGUERRA, BRESSON, INIZIAN, STAMBAK Y OTROS 1977 "La dislexia en cuestión" Pablo del Rio editor.
  • AJURIAGUERRA, J. 1976 "Manual de psiquiatría infantil" Edit. Toray-Masson.
  • AUZIAS, MARGUERERITE, 1978, "Los trastornos de la escritura infantil" Edit. Laia, psicopedagogia.
  • THOMSON, M.E. 1984: "Dislexia. Su naturaleza, evaluación y tratamiento" Alianza.

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